Semana Santa en Cartagena (Parte 1)

Estos días bajé al sur en busca de calor… o al menos esa era la intención, pero en vez de calor (que no apareció) me encontré con una ciudad que vive la Semana Santa de una forma muy especial. Pese a que está reconocida como de interés turístico internacional, yo no tenía ni idea de la magnitud de sus procesiones. En los medios de comunicación siempre salen las mismas, Sevilla, Valladolid, Zamora… y Cartagena está a la altura de cualquiera de ellas. Cada una tiene sus peculiaridades, pero todas son unas manifestaciones culturales que trascienden el hecho religioso y, seas o no creyente, vale la pena vivirlas; si además es en compañía de unas personas tan encantadoras como las que nos acogieron allí, para mostrarnos aquello que ellos viven todos los años con pasión, el resultado es inolvidable.

Todas las procesiones siguen una estructura muy semejante, con un orden muy característico de la Semana Santa cartagenera:

Nazarenos: son los penitentes que van  con la cara descubierta y su túnica es del color propio de su Cofradía. En total hay 4, dos principales que organizan casi todas las procesiones y que tienen una sana rivalidad entre ellas, los Californios (con túnica roja) y los Marrajos (túnica morada) y dos secundarias: la del Socorro (color negro) que solo organiza la procesión del Viernes de Dolores y la del Resucitado (color blanco) que únicamente sale el Domingo de Resurrección. Llevan una vara terminada en cruz y el cordón que llevan a la cintura, debe caer anudado a la izquierda. En esta foto, de una Agrupación perteneciente a la Cofradía de los Californios, vemos que los Nazarenos van de rojo.

Estandarte o sudario: guía e identifica a la Agrupación por su símbolo al tiempo que da las instrucciones de parada o salida al tercio.

Tercio: compuesto por los Capirotes, desfilan en dos líneas paralelas, marcando un paso, llevan la cara cubierta por el capuz, indumentaria con los colores de su Agrupación y un hachote en la mano. El hachote es la vara que se ve en las fotos, salvo las procesiones diurnas, lleva luz de gas, de velas o eléctrica.  

Banda de música: llevan el mismo uniforme que la Agrupación en la que desfilan.

Trono:  con ruedas o, la mayoría, a hombros. Llevan decoración con flores naturales y una iluminación alucinante; en su parte superior llevan una imagen o un grupo escultórico representando momentos de la pasión y muerte de Jesucristo.

Las andas son de madera, sin ningún tipo de acolchado, al menos los que yo vi, excepto el de (creo) la imagen de San Juan,  con andas de aluminio y un pequeño acolchado.

Las caras de los más de cien portapasos que llevan cada trono reflejan la carga que llevan.

Cada vez que un trono iba a ser cargado a hombros, hacían sonar esta campana, y todos a una, elevaban el trono.

Para cerrar algunas procesiones va en unos casos la infantería de marina y en otros la de tierra. Aunque los trajes son más elegantes los de la marina, el espectáculo malabarista de la infantería de tierra provoca más aplausos.

Unos iban concentrados 

Y otros reventados…

La última noche que pasamos allí (nos fuimos directos al avión después de pasar la noche de un lado a otro para ver las distintas agrupaciones que se reunían en el encuentro) cayó un chaparrón que retrasó la procesión del encuentro una hora. El caso es que cuando salimos hacia el centro, todavía llovía y dejé la cámara por precaución y me llevé la compacta. Me arrepentí muchísimo, porque la procesión es preciosa, y al ser de noche la compacta no da mucho de sí. Cuando el Cristo de Medinaceli bajaba hacia el Encuentro, pasó por delante de una pared con un mural impresionante.